Pedagogía lenta

Esta pedagogía conocida como "La pedagogía del caracol" propone desacelerar los ritmos educativos para adaptarlos a los ritmos de aprendizaje del alumnado. La educación lenta tiene en cuenta los resultados, pero también el proceso y se enmarca dentro de una forma de entender la vida, proclama perder el miedo a los resultados de los informes y valorar nuevos aspectos de la calidad educativa, como el desarrollo personal del alumnado y, además, supone una reivindicación en la que el niño es el centro.

Se trata, por consiguiente, de "perder el tiempo" dentro de la escuela, o bien descubrir las distintas estrategias didácticas que pueden servir para desacelerar.

Algunos de los principios más significativos de esta pedagogía son:

  • La educación es una actividad lenta.
  • Las actividades educativas tienen que definir el tiempo necesario para ser realizadas, y no al revés.
  • En educación, menos es más.
  • La educación es un proceso cualitativo.
  • El tiempo educativo es global y está interrelacionado.
  • La construcción de un proceso educativo tiene que ser sostenible.
  • Cada niño -y cada persona- necesita un tiempo específico para aprender.
  • Cada aprendizaje tiene que realizarse en el momento oportuno.
  • Para conseguir aprovechar más bien el tiempo se deben priorizar las finalidades de la educación y definirlas.
  • La educación necesita tiempo sin tiempo.
  • Hay que devolver tiempo a la infancia.
  • Se debe repensar el tiempo de las relaciones entre personas adultas y niños.
  • El tiempo de los educadores se tiene que redefinir.
  • La escuela tiene que educar el tiempo.

La educación lenta forma parte de la renovación pedagógica que no pretende hacer las cosas despacio, si no educar para la lentitud, que significa respetar el ritmo de cada infante y el tiempo de cada aprendizaje.

Para saber más: